El Mundo de Hoy
A las cosas para entenderlas solemos asignarles un nombre, pero a veces cuando escuchamos los discursos de partidos de derechas aparecen engañosamente como socialistas. Pienso que la derecha no es buena para el bien común, la izquierda sí y que al estado debe tratarse como una familia ya que ningún padre aceptaría que un hijo tenga la mejor atención médica y otro no, la mejor alimentación y ropa y otro no, el mejor cuarto para uno y el peor para todos los demás hermanos. Y estoy hablando de hijos pequeños que por su edad esta mierda de sistema aún no han estropeado.
También pienso que cien obreros pueden arribar en una isla y construir una sociedad para el bien común, pero que cien empresarios no. ¿Izquierda, derecha? ¿Qué más da? Como he dicho hay que poner nombre a las cosas para entendernos, pero a las buenas personas no le hace falta incluirse en uno u otro grupo.
Las buenas personas, son sólo eso, buenas personas, pero si es cierto que los buenos actos se asemejan más a políticas de izquierdas que de derechas y paradogicamente estas últimas se acercan más a religiones con "tintes socialistas" como por ejemplo la cristiana. No soy católico, creo en mi dios, pero si jesucristo era tal como dicen no me lo imagino en la última cena quedandose con media pieza de pan y repartir la otra media entre los restantes comensales, que para colmo eran doce. La sangre de jesús tiene su represantación así que imaginemos que hubiera hecho con el vino si sus pensamientos fueran de derechas, o lo que es lo mismo de pensamientos "egoístas"...
Llaman a Adam Smith el padre de la economía moderna cuando exponía que la ambición personal de los emprendedores enriquecería las naciones, pero creo que con esta crisis ya ha quedado más que evidente que se equivocaba. Ha quedado más que evidente que la ambición personal sin miramiento alguno por los demás es la que la a originado. Cuando los gobiernos de las naciones intentan remediar con millones y millones de dinero público el estropicio y lo inyectan en las grandes multinacionales y bancos, los partidos de derechas quedaban en silencio, pero en el momento que un gobierno intenta ayudar al ciudadano que tiene que pagar la hipoteca o la letra de la lavadora se hechan las manos a la cabeza.
¿Ambición? Por supuesto, pero ambiciones nobles. Hacen falta personas inteligentes que lleguen arriba, pero sólo personas inteligente y sensibles beneficiaran a todos. De otra manera el conocimiento adquirido podrá ser usado para dañar al conjunto de la sociedad y con ella queda incluido al que origina ese daño, que no se crea que se librará. Hoy en día no existen universidades que sensibilicen al ser humano, si las hubiera acabaríamos todos vegetarianos y pacifistas, y eso, tal como está el precio de la carne y los misiles no interesa. Y cuando digo pacifistas no quiero decir el poner todas las mejillas que encontremos hasta que una a una sean reventadas, porque señores, cada uno debe tratar su alma como trató Leónidas su patria y en nuestro corazón tener siempre presente "Esto es Esparta" y "Esta vez no pasaran".
Un cambio importante a llevar a cabo es la estructura económica para que el ser humano pueda decidir y actuar lo más libremente posible. Por poner un ejemplo, es irracional que si una persona que tiene un quiosco de venta de tabaco a perdido a un hijo por culpa de la nicotina tenga que seguir con el quiosco abierto para llevar el sustento a su casa. Y claro ahora viene el razonamiento contrario a mi idea en el cual se incluyen filósofos como Platón, el cual exponía que si no fuera por la ambición personal no habría quien trabajara.
Sin embargo, la historia y el mismo sistema capitalista ha ido implantando métodos empresariales y leyes que dejan claramente entrever posibilidades claramente sociales. Por poner algún ejemplo, tenemos el alquiler de coches o apartementos. ¿Y qué tiene que ver esto? Pensaran algunos. Estos dos tipos de empresas nos dicen que se puede ganar mucho con ellas, pero también nos indican la posibilidad de que el sistema podría funcionar de otra manera más racional, donde el estado podría encargarse de la construcción y mantenimiento de los vehículos y casas así como de su distribución.